Con la incorporación de la nueva psicóloga María José Oyarce a la Oficina de la Mujer, se han generado espacios de contención emocional para cuidadoras y cuidadores de esperanza, agrupación que cuenta con alrededor de 35 usuarias/os que cumplen el rol de cuidados informales no remunerados, proporcionando asistencia permanente a personas con discapacidad y/o dependencia moderada o severa para la realización de actividades de la vida diaria en el entorno del hogar.

Según una encuesta realizada el mes de marzo por la Oficina de la Mujer, el 100% de las cuidadoras principales son mujeres y tienen parentesco con la personas que cuidan,  el 80,8% de las cuidadoras lleva más de 10 años ejerciendo su labor de cuidados informales, el 96,2% dedica toda la semana para ejercer estos cuidados y un 84,6% ocupa más de 8 horas al día en su quehacer. Estas estadísticas nos indican que inconscientemente se les adjudica a las mujeres la labor de cuidados como parte del rol de género, generando en ellas una sobrecarga importante, pues gran parte de esta población se dedica principalmente a las labores del hogar y al cuidado, privandose de poder acceder a un empleo estable y tener tiempo libre de autocuidado. 

Las actividades relacionadas al cuidado generan a largo plazo altos factores de riesgo vinculados a problemas físicos, mentales y socioeconómicos, los cuales afectan de forma significativa las relaciones sociales, las amistades, la libertad de desplazamiento, las actividades recreativas, el equilibrio emocional y el ámbito laboral y familiar. 

Estos hechos producen problemas importantes en la salud mental, pues según la encuesta realizada el 100% de las cuidadoras siente cansancio y tensión muscular, el 96,1% presenta estrés, el 88,4% siente desánimo y frustración, el 84,6% siente irritabilidad y preocupación excesiva, el 80,7% siente soledad, aislamiento social, insomnio y angustia, el 76,9 % de las cuidadoras manifiestan tener ansiedad y sobrepensar, el 57,6% presenta sintomatología depresiva y culpabilidad y por último el 42,3% ha presentado o sufre de ataques de pánico. Cabe resaltar que solo una de las cuidadoras se encuentra actualmente en terapia psicológica, lo que apunta a la falta de conciencia que tiene la población sobre la importancia de la salud mental, dejando en evidencia el bajo nivel de acceso a prestaciones de salud mental y la necesidad de un acompañamiento psicológico urgente.